Como cualquier día normal para mí, me levanto temprano, me visto, desayuno,
veo las noticias y me voy al instituto. Mi nombre como humana es Hiyori, y a pesar
de que para los ojos de los humanos, e incluso demonios, soy una humana normal
y corriente, empiezo a pensar que el profesor de religión sospecha de mí.
Es un hombre mayor y muy religioso, no es nada tolerante y cuando le toca
hablar sobre el infierno y los demonios, lo explica con tal rabia que todos
creemos que algún día morirá mientras lo explica.
No sé si ese profesor, a simple vista un hombre completamente normal, aunque
dé un poco de miedo, será un exorcista o simplemente será que me estoy
volviendo un poco paranoica.
En cualquier caso, lo que ha pasado en clase, es muy extraño.
Después de tres horas de clases interminables, llegó la hora de religión. A
los compañeros les encanta esta clase ya que como el profesor sólo habla y
habla y habla, se puede aprovechar para desconectar y ponerte a hacer otra
cosa. Aunque muchos intentaban estar atentos, ya que la simple mirada del
profesor daba bastante miedo.
El profesor vino algo más serio que de costumbre, dejó el maletín encima de
la mesa, suspiró y nos miró a todos.
-Hoy os vengo a hablar de una historia que ocurrió hace muchos años… Una
historia de guerra entre humanos y demonios- Mientras compraba nuestra atención
con esas palabras, me miró particularmente a mí, esbozando una leve sonrisa
macabra que ponía los pelos de punta.
Todos los compañeros parecía entusiasmados por escuchar esa historia.
Aunque la gente no crea en demonios y hechos paranormales, siempre les hace
ilusión escuchar esos “cuentos”.
-Hace muchísimos años…- Se sentó encima de la mesa y se cruzó de piernas-
Los humanos y los demonios convivían en este mundo. Afortunadamente, los
humanos en aquella época fueron suficientemente listos como para echar a los
demonios de nuestras tierras.- Al terminar esa frase mostró una sonrisa de
satisfacción.- Los demonios son seres macabros que sólo existen para acechar en
los corazones puros de las personas… Permanecen en la oscuridad, y si nuestro
corazón no es del todo puro se aprovechan y nos manipulan haciendo que seamos
pecadores- frunció el ceño. Se notaba rabia en sus palabras.-
El profesor parecía disfrutar de su discurso mezclando muchas emociones,
pero uno de los compañeros levantó la mano y decidido preguntó algo que,
seguramente, ni el profesor podía contestar.
-Pero, profesor… Si los humanos y los demonios vivía pacíficamente… ¿Por
qué los humanos echaron a los demonios? ¿A caso eso no crea más conflicto?- Se
notaba algo de temor en su mirada ya que el profesor le miraba fijamente con su
mirada tenebrosa.
Mostré una leve sonrisa al escuchar a esa pregunta, y con esa sonrisa miré
al profesor esperando con ansias saber cómo contestaría esa pregunta.
-¿En serio me haces esa pregunta?- cerró el puño y pegó un golpe en la
mesa, haciendo que todos reaccionaran al golpe y se encogieran un poco- ¿A caso
crees que la vida era pacífica? Los demonios devoraban el alma de los humanos a
diarios. Cientos de cadáveres aparecían en las calles todos los días… Todos sin
alma… ¡¿REALMENTE CREES QUE PODRÍAMOS SEGUIR CONVIVIENDO CON ESOS MOSNTRUOS?!-
Pegó tal grito que los compañeros se empezaban a asustar cada vez más.- Gracias
a esa expulsión, los humanos vivieron con tranquilidad durante muchos años… -
Hizo una breve pausa-
El problema de que la gente no crea en demonios ni seres sobrenaturales es
que les dan miedo sólo con pensarlo. Los humanos siempre nos han dibujado a los
demonios como seres totalmente oscuros sin piedad ninguna que mataban por gusto
y diversión.
No puedo negar el hecho de que haya demonios que cacen por simple afición,
pero no todo es como no los cuentan, ni mucho menos.
No tenía intención de que este hombre siguiera contando mentiras sobre lo
que pasó hace muchos años, así que se me ocurrió intervenir.
-Ahm, perdona profesor…-Levanté la mano, me aclaré la voz y seguí- Según
dice los humanos vivieron con tranquilidad durante años después de echar a los
demonios, pero… ¿Me está usted diciendo que no hay humanos que se matan entre
sí? Es algo que simplemente no entiendo… Siempre culpa a los demonios de que
manipulan el corazón de las personas frágiles para que cometan crímenes y su
alma se vuelva oscura… Pero… ¿Realmente eso lo provocan los demonios? No diré
que no ya que bueno, es posible que durante la época en la que convivían eso
ocurriera pero… Si durante los otros años que no había demonios, ¿qué era lo
que provocaba la oscuridad en las almas de las personas?
Los compañeros murmuraban entre ellos debatiendo la respuesta de la
pregunta. El profesor empezó a sudar y se le veía algo pálido, no obstante…
-Vaya Hiyori, es una buena pregunta que duda acabe…- Se aclaró un poco la
voz, hizo una breve pausa y continuó- pero ¿sabes?, incluso desde el infierno
los demonios pueden manipular los corazones de las personas.- Al principio ni
él se creía sus palabras, pero a modo que terminaba se le notaba con una voz más
firme y que hacía que su gran mentira pareciera verdad.
No tenía intención de quedarme satisfecha con esa respuesta y empecé a
meter más leña al fuego.
-Bueno, realmente no me suena convincente…- El profesor se quedó algo
parado- Es que no le encuentro ningún sentido. Si los demonios pueden manipular
a las personas desde el infierno, ¿para qué echarlos? Al fin y al cabo iba a
seguir pasando lo mismo, ¿no? ¿Por qué no simplemente parlamentar con los
demonios e intentar establecer unas leyes que puedan cumplir ambas partes? Me
parece absurdo echar a los demonios, crean un conflicto aún mayor entre ellos y
encima siguen aguantando lo mismo.
Los compañeros murmuraban aún más sobre mi razonamiento y parecían darme la
razón. El profesor sacó un pañuelo de tela del maletín y se empezó a secar el
sudor con él. Se le vio pensativo unos segundos y después, con una gran mirada
de desprecio me miró fijamente a los ojos.
-¿Hasta qué punto crees que se puedo parlamentar con los demonios? No son
seres como nosotros, con ellos no se puede hablar.- Se aclaró la voz varias
veces y miró su reloj- Bueno, ya es la hora, ya seguiremos hablando sobre esto
otro día. –Su mirada se relajó, se veía como si le hubiesen salvado de una
muerte segura.-
En aquel momento me hubiese gustado decirle “¿A no? Pues estás hablando con
uno ahora mismo” pero me parece a mí que sería crear un escándalo a lo tonto.
Y así es la imagen que tienen los humanos de nosotros. O más bien, como se
excusan de tener el alma oscura echando la culpa a los demonios. Aunque esa
excusa ya a pocos les sirve, porque, con suerte en este caso, la gente ya no
cree en demonios y asumen que la oscuridad que habitan en ellos es propia. Eso
o simplemente se echan las culpas los unos a los otros.
Amigos, bienvenidos a la gran mente humana.
La mente humana es cerrada, es una mierda. Seamos mestizos o demonios! Vámos a ese mundo juntos! *le toma de la mano y con la otra señala el firmamento*
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